iohio
   

NOVENO FESTIVAL INTERNACIONAL DE
ÓRGANO Y MÚSICA ANTIGUA
OAXACA, MÉXICO

Con un enfoque especial en

EL ARTE COLONIAL EN LAS IGLESIAS DE OAXACA

DEl 15 AL 20 DE FEBRERO, 2012

 

 

El Noveno Festival apenas había terminado, cuando los participantes insistían en preguntar ¿Cuándo será el próximo? Una vez más, el IOHIO consolidó su propuesta de fusionar la vivacidad de la cultura oaxaqueña con un recorrido musical por los órganos históricos tubulares. Durante más de cinco días, los participantes disfrutaron de conciertos en seis órganos oaxaqueños, dos conciertos corales en espléndidos lugares coloniales y un concierto de clavecín y flauta barroca, además de visitas a once órganos no restaurados que se combinaron con visitas guiadas a las iglesias, muchas de las cuales normalmente no están abiertas al público.

Sobresalió una visita guiada al sitio arqueológico de Monte Albán, paseos con explicaciones detalladas en templos coloniales de la ciudad de Oaxaca y la oportunidad para que los organistas del grupo tocaran algunos de los antiguos instrumentos. También, destacó una presentación sobre los proyectos que el IOHIO desarrolla con los órganos oaxaqueños, que antecedió la apertura de una exposición de documentos relacionados con los órganos y la música, mismos que fueron extraídos de los archivos de Oaxaca. Todas estas actividades fueron acompañadas de la famosa cocina oaxaqueña, en tres ocasiones en pueblos de la Mixteca Alta y del Valle de Oaxaca.

Este 2012, el festival atrajo a más de 100 asistentes, donde destacó la presencia de expertos, estudiantes y público especializado en los órganos, la música, el arte colonial y la cultura oaxaqueña en general. Esta vez, la afluencia a los conciertos fue muy generosa, donde el público local creció más que nunca. La asistencia aproximada por concierto fue de 260 personas en la Catedral, 150 en Huayapam, 380 en la Basílica de la Soledad, 230 en el Centro Cultural San Pablo, 150 en Tamazulapan, 150 en Yanhuitlán, 180 en Zautla y 150 en Tlacochahuaya.

La reconocida organista brasileña Elisa Freixo fue la carta de presentación de este Noveno Festival y ejecutó con maestría los conciertos de inauguración y de clausura. Adicionalmente, contamos con la presencia de 25 músicos mexicanos: 4 organistas, 14 cantantes, 3 guitarristas, 2 percusionistas (ambos oaxaqueños), un flautista y un clavecinista, así como un coro de 14 cantantes. También estuvieron presentes 11 jóvenes organistas mexicanos y estudiantes de órgano de Guanajuato, Morelia, México D.F. y Oaxaca. Al igual, tuvimos el gusto de contar con la participación del especialista Richard Perry, autor de varios libros sobre el arte colonial mexicano, quien guió las visitas a las iglesias.

15 de febrero (miércoles)
El Festival inició con una ceremonia inaugural y una recepción en el Museo de Filatelia de Oaxaca (MUFI). La Dra. María Isabel Grañen Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, y el Arq. Eloy Pérez Sibaja, director del Centro Oaxaca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ofrecieron palabras de reconocimiento y apoyo con la labor del IOHIO. Por su parte la Mtra. Cecilia Winter, Directora del IOHIO, habló sobre los objetivos del Noveno Festival.

 

El Primer Concierto del Festival tuvo lugar en la Catedral de Oaxaca, a través de un programa que incluyó composiciones de los siglos XVI al XVIII. Fue la organista Elisa Freixo quien llevó a los asistentes a un recorrido musical a través de un repertorio internacional y su brillante ejecución dio la pauta del nivel de excelencia que tendrían los conciertos siguientes. Debido a la posición del órgano en el coro, la organista tuvo que dar la espalda al público; sin embargo, la proyección del concierto en una pantalla permitió que la gente viera las manos de Elisa mientras tocaba y la forma en cómo hacía los cambios de los registros.

El imponente órgano de la Catedral de Oaxaca es de 8´ pies (la medida del tubo más alto del órgano y la referencia estándar para categorizar los órganos tubulares, que en Oaxaca son de 8´, 4´ o 2´) y fue construido en 1712. A pesar del tiempo, aún conserva su magnífica caja superior, ricamente tallada y dorada; en cambio su caja inferior ha sido reconstruida varias veces y aunque se desconoce su apariencia original, se puede suponer que estaba finamente policromada.

 

16 de febrero (jueves)
El primer día de actividades comenzó con una visita a la iglesia de San Matías Jalatlaco, que se encuentra a la orilla del centro histórico de la ciudad de Oaxaca. Al subir al coro alto para conocer el órgano, nos enfrentamos con la primera de las muchas escaleras de piedra, que en forma de caracol sería el constante camino para conocer casi todos los órganos que visitaríamos. En Jalatlaco tuvimos enfrente de nosotros un monumental instrumento de 8 pies de tono azul que fue construido en 1866 por el distinguido organero mexicano (¿o oaxaqueño?) Pedro Nibra. Recientemente, este instrumento fue evaluado por el organero Gerhard Grenzing (Barcelona) para una posible restauración.

 

 

Siempre es interesante ver cómo el grupo se divide cada vez que entramos a una iglesia: los organeros corren hasta el coro, los aficionados del arte colonial se acercan a los retablos y los amantes de la antropología hablan con la gente local. Pero también, hay quienes reflexionan ante la paz que incita el templo o se pierden en la belleza de los paisajes oaxaqueños.

 

 

Nuestra siguiente parada fue San Juan Teitipac, en donde Richard Perry y la historiadora de arte Janet Esser dieron una explicación del famoso mural dominico del siglo XVI en la entrada del exconvento.

 

 

 

Dentro de la iglesia de estilo barroco, observamos la caja vacía del órgano del siglo XVIII que fue pintado de color azul claro y convertido en un confesionario en los años 1970. Más tarde fue abandonado en una bodega, donde el IOHIO lo encontró hace unos años y lo trasladó de nuevo a la iglesia.

 

 

Luego visitamos el templo de San Jerónimo Tlacochahuaya, considerado como uno de los más bellos de México por su exuberante decoración floral interior y sus exquisitos retablos barrocos, todos recién restaurados. El objetivo de la visita fue apreciar el arte de la iglesia, debido a que la próxima visita sería para presenciar el concierto de clausura.

 

El Segundo Concierto del Festival se llevó a cabo en San Andrés Huayapam, en las afueras de la ciudad de Oaxaca. Los artistas Santiago Álvarez (clavecín) y Jazmín Rincón (flauta travesera barroca), ambos provenientes de la Ciudad de México, presentaron una selección de obras titulada "Un viaje musical a través de Europa, siglo XVIII" (programa). La experiencia sonora fue acentuada por el impacto visual del retablo mayor, cuyo fino tallado es conocido como "encaje dorado".

 

En una capilla lateral, pudimos apreciar el órgano de 4 pies sobre mesa (1772), originalmente pintado de color rojo brillante. Su excelente estado de conservación lo hace un posible candidato a una futura restauración. Al salir de este templo, nos refrescamos con la sabrosa bebida de origen prehispánico llamada tejate, néctar característico de esta comunidad. Luego en la comida se sirvió “amarillo”, uno de los siete moles típicos de Oaxaca, y después de postre degustamos una deliciosa nieve oaxaqueña, todo en el atrio de la iglesia.


 

Al llegar la noche, Cecilia Winter presentó el Tercer Concierto del Festival en la Basílica de la Soledad, acompañada por el percusionista oaxaqueño Valentín Hernández. Debido a que el programa musical requería de frecuentes cambios de registros, la maestra Winter fue asistida por Joel Vásquez y Andrea Castellanos. El templo de grandes dimensiones registró un lleno total con un público muy entusiasta, y el repertorio de música regional hizo que los presentes se movieran y cantaran estas composiciones tradicionales tan queridas para los oaxaqueños, pero ahora emitidas por un tesoro histórico. La caja del órgano de la Soledad está policromada y tiene inscrita la fecha más antigua de todos los órganos de Oaxaca: 1686. Los componentes del interior fueron reconstruidos durante el siglo XVIII y el órgano fue restaurado en el 2000.

 

 

17 de febrero (viernes)
Para comenzar las actividades del viernes, los participantes tuvieron la libertad de elegir entre tres opciones: una visita a la zona arqueológica de Monte Albán con Marcus Winter (INAH), la oportunidad de tocar los órganos en la Basílica de La Soledad y la Catedral, o una visita guiada por Richard Perry en las iglesias más bellas de la ciudad de Oaxaca.

 

 

 

 

En la tarde, Cecilia Winter dio una presentación en la Biblioteca Francisco de Burgoa sobre "Los Órganos Históricos de Oaxaca y el trabajo del IOHIO". Esta plática se realiza en cada festival y a través de sus emisiones se nutre de nuevas imágenes y contenido, con lo cual se muestran los avances de los diversos proyectos del IOHIO. Este 2012, su presentación generó una enriquecedora discusión entre los organistas y organeros sobre temas de conservación y restauración.

 

 

 

A esto prosiguió la apertura de una exposición de documentos, “Musicógrafos y Melómanos”, relacionados con los órganos y la música antigua, información que se obtuvo de varios archivos de Oaxaca. Este acervo incluyó documentos impresos y manuscritos de los siglos XVI al XX, provenientes de Europa, México y Oaxaca.

 

 

 

El Cuarto Concierto del Festival tuvo lugar en el recién restaurado Centro Académico y Cultural San Pablo. El ensamble barroco "Melos Gloriae", dirigido por el Mtro. Juan Manuel Lara Cárdenas, presentó un hermoso programa de la "Música Polifónica de Francisco López Capillas (1614-1674)", el compositor mexicano más prolífico en misas barrocas. El coro tuvo como escenario la segunda planta del antiguo convento; sus interpretaciones y la acústica de este antiguo sitio fueron impresionantes.

  

 

18 de febrero (sábado)
Una generosa caravana de siete vehículos viajó por la montañosa Mixteca Alta, para tener su primera parada en Santa María de la Natividad Tamazulapan que atestiguaría el Quinto Concierto del Festival. Los organistas Laura Carrasco y Elisa Freixo tocaron piezas encantadoras apropiadas para este órgano procesional de 2 pies, ubicado en lo alto de un balcón lateral con vista a la inmensa nave de la iglesia. También intervinieron en este recital el organista del IOHIO, Joel Vásquez, y su joven estudiante Isaí Guzmán.

 

Como en años anteriores, se programó la intervención de otros instrumentos para alternar con este pequeño órgano. De esta forma, la percusionista oaxaqueña Gabriela Edith Pérez Díaz y el conjunto de guitarras "Terceto Cuicacalli" de la Ciudad de México (Diego Arias Ángel, Miguel Ángel Vences Guerrero y Eduardo Rodríguez de la Torre) enriquecieron la propuesta musical con obras de J. S. Bach transcritas para marimba, mientras que para las guitarras se ejecutaron piezas de Vivaldi y de compositores más modernos (programa). Al terminar el recital, pudimos admirar el retablo mayor de este templo, considerado uno de los más espléndidos de Oaxaca, por resguardar obras del famoso pintor español Andrés de la Concha.

 

En ocasiones, a pesar de planificar cuidadosamente el calendario, siempre hay "sorpresas" que nos llevan más allá de nuestro control. Y en esta ocasión, la remodelación de la carretera nos detuvo por una hora en el camino a Santo Domingo Yanhuitlán.

Afortunadamente, el Sexto Concierto del Festival por el coro "Melos gloriae" acababa de comenzar cuando finalmente llegamos. En este imponente edificio del siglo XVI pudimos disfrutar de la presentación de un programa de "Música Sacra del Museo Nacional del Virreinato". El organista Abraham Alvarado tocó una selección de piezas francesas para mostrar el sonido del órgano. Mismo que fue construido alrededor de 1700 y restaurado en 1997, este magnífico instrumento de 8 pies está policromado con un estilo muy parecido al instrumento de la Basílica de la Soledad.

Como en años anteriores, Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) abrió una entrada en la supercarretera que nos permitió el acceso directo a San Andrés Zautla, facilidad que nos ahorró más de una hora de tiempo de viaje. Sin duda, la fiesta y el concierto en Zautla son siempre un punto estremecedor del festival. En esta comunidad fuimos recibidos en el atrio del templo por la banda tradicional del pueblo y algunos pobladores pusieron sobre nuestros cuellos vistosos collares de bugambilias, repartieron mezcal y el baile comenzó. Luego la música de banda nos llevó a la casa donde comeríamos un riquísimo estofado de pollo.

 

 

 

Después de la comida, acudimos a la bella iglesia barroca de Zautla para escuchar el Séptimo Concierto del Festival, presentado por diversos músicos mexicanos. La organista Laura Carrasco interpretó obras extraídas de los manuscritos de archivos en Morelia y Puebla, así como un fragmento de versos del "Cuaderno de Tonos de Maitines de Sor María Clara del Santísimo Sacramento" (monja oaxaqueña del siglo XIX), obra encontrada en el archivo de la Catedral de Oaxaca.

 

 

 

Al igual que en Tamazulapan, el órgano alternó con la marimba (Gabriela Edith Pérez Díaz) y el conjunto de guitarras "Terceto Cuicacalli" (programa). Este concierto fue proyectado en una pantalla, permitiendo al público ver las manos de la organista y las personas que alzaban los fuelles a mano y maniobraban los registros laterales.

 

 

 

 

Después del concierto, los interesados locales y extranjeros subieron al coro para escuchar una explicación acerca de la historia del órgano y su construcción, así como para admirarlo de cerca. La caja de este órgano de 4 pies (1726) está exquisitamente pintada con imágenes de los santos Pedro y Andrés y cuatro de los arcángeles.

 

 

 

19 de febrero (domingo)
Nuestra primera parada fue en el templo de Santa María de la Asunción Tlacolula, espacio donde interactuamos con otro instrumento único, fechado del siglo XVIII. Este noble instrumento de 8´ está casi completo y los tubos de la fachada son los más elaborados, en su pintura, de todo México. Cabe resaltar que la propuesta para su restauración, realizada por Gerhard Grenzing, está siendo evaluada por el INAH en la Ciudad de México. También vimos el órgano procesional de 2´ del siglo XVIII temprano, el más pequeño de Oaxaca, que fue construido para la capilla barroca del Señor de Tlacolula, actualmente en proceso de restauración.

 


 

 

 

Este año por primera vez, programamos una visita a la iglesia de San Miguel del Valle, cuyos campanarios están decorados con platos de cerámica incrustados en el estuco. El órgano de 4 pies sobre una mesa parece haber sido construido alrededor de 1800 y cuenta con características de diseño neoclásicas. Aunque ya no existen los tubos ni el teclado, todavía cuenta con su secreto y sus fuelles.

 

 

 

          

 

Luego, viajamos a San Dionisio Ocotepec para ver uno de los órganos más antiguos e importantes de Oaxaca (la fecha de 1721 aparece en una etiqueta en el interior de la caja). La caja inferior de este alto instrumento fijo de 4 pies es más estrecha que la caja superior, un diseño poco usual y estable en una región con tan alta incidencia de terremotos. El órgano estuvo a punto de ser destruido en la época cuando el IOHIO hizo su primera visita en el 2001. Sus puertas policromadas habían caído y, por suerte, fueron recogidas, enmarcadas y colgadas en la sacristía. Los sacristanes trajeron los cuadros al coro para que los participantes los pudieran ver. El primer cuadro muestra al Rey David tocando el arpa. El otro representa a Santa Cecilia ejecutando el órgano de Ocotepec y en la pintura se muestran los fuelles y la decoración original de la fachada del órgano.

 

Elisa Freixo presentó el Octavo Concierto del Festival en San Jerónimo Tlacochahuaya que culminó la jornada de recitales. Su selección de piezas destacó las posibilidades musicales del órgano y el sonido que dispersó tenía una profundidad y una tonalidad sonora, rara vez escuchadas (programa). Construido antes de 1735 y restaurado en 1991, este órgano es el más reconocido de los instrumentos barrocos oaxaqueños. La decoración de la caja y de los tubos de la fachada es exquisita, y sin duda este órgano armoniza perfectamente con la arquitectura de la iglesia, tanto visual como acústicamente.

 

 

Durante la jornada de conciertos del Festival, tuvimos el gusto de contar con la presencia de Don Alfredo Harp Helú y su esposa, Dra. María Isabel Grañen Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO). Para el IOHIO es grato ser parte de los proyectos culturales de la FAHHO y valoramos el interés de Don Alfredo en apoyar los planes de restauración de los órganos históricos en años recientes. Estos incluyen cinco de las siete restauraciones en Oaxaca (a través de Fomento Social y Fomento Cultural Banamex) y las restauraciones de los dos órganos monumentales en la Catedral de la Ciudad de México (la segunda de las cuales está actualmente en proceso) en colaboración con el organero Gerhard Grenzing.

 

20 de febrero (lunes)
Con la nostalgia de vivir el último día del Festival, arrancamos nuestro segundo recorrido a la Mixteca Alta, el cual inició con una visita al órgano no restaurado de Santa María Tinu. Este sencillo templo de piedra alberga dos pequeños retablos barrocos y un órgano desproporcionadamente grande (1828). Es posible que el órgano fuera encargado originalmente para un templo de mayores dimensiones o simplemente, la comunidad quería un instrumento grande. Completamente intacto y tocado hace apenas una generación, este órgano todavía gruñe y resolla cuando se alza uno de los fuelles situados en el coro alto.

 

Varios años han pasado desde que se ha incluido en el Festival una visita al órgano de San Andrés Sinaxtla, cita de particular interés para los participantes regulares que querían verlo por primera vez. El diseño de la caja de este instrumento es neoclásico, está ricamente tallada, pero no pintada. De particular interés es la inscripción en la fachada del órgano con la fecha de construcción (1791), el costo y el nombre del donante, algo impensable medio siglo antes.


Cerca de Sinaxtla se encuentra la comunidad vecina de San Mateo Yucucui, cuyo templo está situado en una colina que da al valle de Yanhuitlán. Se dice que cuando este órgano de 8 pies se tocaba, se lo podía oír a kilómetros de distancia. El órgano (1743) nunca fue pintado o dorado, que hubiera sido lo normal en esa época, probablemente debido a que la parroquia no tuvo los fondos para terminarlo debidamente. Eso no es obstáculo para que esté ricamente tallado y posea todavía su teclado original. El piso del balcón en donde está ubicado el órgano se encuentra muy deteriorado, pero el custodio colocó unos tablones para que los participantes pudieran ver el órgano más de cerca.

 

Debido a la demora que provocó la construcción de la carretera en la Mixteca Alta, decidimos cambiar nuestro itinerario y no ir más allá de Yanhuitlán . Lamentablemente tuvimos que eliminar las visitas a Tejupan y Teotongo. En su lugar, regresamos a Yanhuitlán, ya que no habíamos tenido tiempo suficiente para apreciar el arte y la arquitectura de la iglesia dos días antes. Aunque estaba cerrada ese día, nuestro amigo el custodio abrió la iglesia especialmente para nosotros. Este templo es una de las joyas de la arquitectura del siglo XVI en todo el continente americano y fue impactante estar solos en este inmenso espacio.

 

La última visita a un órgano fue en Santa María Tiltepec, para algunos la experiencia visual culminante de los viajes de campo. Construido en el siglo XVI como capilla abierta encima de un templo prehispánico, la iglesia del siglo XVII ha sido apreciada por los historiadores del arte por su fachada ricamente tallada y sus dos mitades asimétricas. Este órgano de 4 pies es uno de los más antiguos de Oaxaca (1703) y es singular en su diseño técnico y su caprichosa decoración tallada y policromada.

 

 

Luego bajamos caminando y cruzamos el río para llegar a la casa de la familia Cruz Martínez para la comida de clausura. Disfrutamos barbacoa de borrego, preparada al estilo oaxaqueño, cocida en la tierra sobre las rocas calientes y cubierta con hojas de maguey. El mezcal de San Bartolo Yautepec fluyó libremente y todos tuvieron una última oportunidad para relajarse y disfrutar del festival antes de regresar a Oaxaca.

 

 

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Los participantes en el Noveno Festival Internacional de Órgano y Música Antigua quedaron fascinados con su experiencia en Oaxaca, y las autoridades locales, que siempre nos recibieron con la mayor cordialidad, quedaron contentas por el reconocimiento de los órganos de sus comunidades. La promoción de los órganos en nuestros festivales es un paso más hacia la garantía de su conservación.

Después de este encuentro sabemos que nos queda un inmenso trabajo, una ruta que caminaremos con miras al Décimo Festival (previsto para febrero de 2014). Estamos visualizando la presentación de un mayor número de conciertos de órgano en la ciudad de Oaxaca y sus pueblos, la producción de más discos compactos de los conciertos de los festivales, un libro acerca de los órganos oaxaqueños, la continua documentación y conservación de estos instrumentos y la restauración de por lo menos un órgano. Cuando nos encontremos de nuevo: ¡Habrá mucho que celebrar!